IL PARADISO (PARTE 2)
“Historias de vida”
(1)
El
Duque Livio Sersale di Cerisano, nació en Gaeta, Italia el 19 de diciembre de
1879.
Gaeta,
es un puerto marítimo de la costa occidental de Italia, en la región de Lazio. Se
caracteriza por tener calles estrechas y sinuosas, con edificios antiguos
dentro de los que se encuentra su catedral que data del año 1106.
A
la edad de 18 años cursó en la Academia
Militar de Turín, especializándose en caballería. Estuvo allí
tres años, egresando como Teniente.
El
Duque heredó sus títulos nobiliarios, a partir de Annibale Sersale, en el año
1613, en una Italia organizada políticamente en feudos. Livio se convierte así,
en el 14º heredero, adquiriendo el título de Patricio Napolitano y Príncipe de Castel
franco.
En
el año 1928, llega a las costas del Río de la Plata , instalándose en Uruguay.
El
27 de setiembre de 1934, se casa con Doña Julieta García Acevedo.
Doña
Julieta, integraba una familia de larga tradición en Uruguay. Era hija del Dr.
Ildefonso García Lagos, Ministro de Relaciones Exteriores, entre los años 1887 a 1889, siendo un muy
destacado político.
Los
García habían amasado una importante fortuna y eran dueños de grandes
extensiones de tierras que llegaban hasta
lo que en la actualidad es la ciudad de Pando.
Todo
a impulso de Don Doroteo García, comerciante en charque, que enviaba sus
productos a Cuba, que en aquel entonces
eran muy preciados.
Ildefonso,
hijo de Doroteo, construyó su finca de descanso en lo que luego se transformó
Villa García.
En
1938, estando en Italia Doña Julieta contrajo una grave enfermedad.
Con
la esperanza de poder recuperarse, retornó a Montevideo, su ciudad natal. Pero
su mal era irreversible y el 24 de agosto de 1941 falleció.
Luego
de la muerte de su esposa, Don Livio, decidió quedarse en Montevideo y para
distraerse, retornó a la actividad hípica, su deporte favorito. También siguió
participando de las actividades benéficas, que se organizaban en aquellos días.
Cumpliendo
el deseo de su esposa Doña Julieta decide donar para beneficio del “Consejo del
Niño” la villa y su parque denominado “San Ildefonso”, lugar que había
pertenecido a su suegro Don Ildefonso García Lagos.
Finalmente,
no pudo superar la perdida de Doña Julieta y el 4 de octubre de 1955 luego de
una breve enfermedad, falleció.
Los
diarios de la época, ante la muerte del Duque, escribían…”Ayer murió un autentico caballero, no solo por razones de tradición familiar y títulos
nobiliarios, sino por su humanismo, por su vocación por el bien, por su
generosidad, en beneficio de sus semejantes necesitados. Su desaparición supone
pues una gran perdida que mucho sinceramente lamentamos” (Octubre 1955).
Don
Livio fue sepultado junto a su esposa en el cementerio Central.
(2)
María
Terra y Horacio García Lagos, compraron la “Villa el Paradiso”, al Duque Livio
Sersale, luego de la muerte de Doña Julieta, en el año 1941.
Dicha
villa tenía una extensión de 44 hectáreas .
Tenía
su entrada en lo que es hoy conocemos como la calle Graña, llegando hasta la
calle Calcagno.
Dicha
chacra estaba compuesta por una casona con un parque y un lago (sobre la calle Calcagno),
llamado “Laguna del Duque”, esta a su vez tenía un embarcadero.
En
1951, Don Horacio García Lagos, luego de recibirse de ingeniero decide
fraccionar las 44
hectáreas , loteando los terrenos que formarán con el
tiempo, el barrio “Los Paraísos”. Ese fue su primer trabajo.
Así
mismo, Doña María y Don Horacio, se casan y pasan a vivir en la casona, realizando
con el tiempo algunas reformas.
Allí
tuvieron siete hijos y permanecieron hasta el año 1998.
Hoy,
dicha casona, para nosotros “el castillo”, está en manos del Municipio de Paso
Carrasco, entre las calles Sersale y García Lagos.
(3)
…José
toma de la mano a su hijo Lautaro y deja atrás la casona del Duque.
En
el trayecto hacia su casa, va repasando su historia personal, su niñez, sus
amistades, las horas de juego en el parque de dicha casona.
Sin
embargo, no recuerda historias del “castillo”, contadas por su padre.
Mira
a su hijo, que en un descuido se suelta de su mano y corre al encuentro de su
madre…entra a su casa, pensando que los tiempos vuelan y que los niños
necesitan esas historias de los padres.
En
definitiva son parte de un juego, que también nos convierte en niños, para
poder compartir el tiempo y entrar en ese mundo mágico, que divierte, educa,
cuestiona y sobre todo nos hace felices…
Una
de estas noches, antes que Lautaro se duerma, José contará la historia del
Duque, su esposa Doña Julieta y su “castillo” y de cómo se formó su barrio. Todo
como si fuera un puzzle ya que nuestras historias de vida en algún punto, siempre
se entre cruzan.
Es
a partir de ahí que su hijo construirá su propia historia.
Don
Livio y Doña Julieta, no tuvieron hijos.
Solo
quedó como testigos de esa historia, la casona, el escudo familiar hecho en
piedra, en una pared de la casa y la torre de agua a un costado de la misma. Pero
curiosamente, las puertas y ventanas no están totalmente cerradas, la casona te
invita a entrar, mirar en cada rincón, para descubrir el mundo mágico de una
historia que no murió.
(FIN)
Carlos Romero
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