sábado, 25 de mayo de 2013

IL PARAISO ( parte 2)


IL PARADISO (PARTE 2)


Historias de vida

                                                     (1)


El Duque Livio Sersale di Cerisano, nació en Gaeta, Italia el 19 de diciembre de 1879.

Gaeta, es un puerto marítimo de la costa occidental de Italia, en la región de Lazio. Se caracteriza por tener calles estrechas y sinuosas, con edificios antiguos dentro de los que se encuentra su catedral que data del año 1106.

A la edad de 18 años cursó en la Academia Militar de Turín, especializándose en caballería. Estuvo allí tres años, egresando como Teniente.

El Duque heredó sus títulos nobiliarios, a partir de Annibale Sersale, en el año 1613, en una Italia organizada políticamente en feudos. Livio se convierte así, en el 14º heredero, adquiriendo el título de Patricio Napolitano y Príncipe de Castel franco.  

En el año 1928, llega a las costas del Río de la Plata, instalándose en Uruguay.

El 27 de setiembre de 1934, se casa con Doña Julieta García Acevedo.

Doña Julieta, integraba una familia de larga tradición en Uruguay. Era hija del Dr. Ildefonso García Lagos, Ministro de Relaciones Exteriores, entre los años 1887 a 1889, siendo un muy destacado político.

Los García habían amasado una importante fortuna y eran dueños de grandes extensiones de tierras      que llegaban hasta lo que en la actualidad es la ciudad de Pando.

Todo a impulso de Don Doroteo García, comerciante en charque, que enviaba sus productos a Cuba,  que en aquel entonces eran muy preciados.

Ildefonso, hijo de Doroteo, construyó su finca de descanso en lo que luego se transformó Villa García.

En 1938, estando en Italia Doña Julieta contrajo una grave enfermedad.

Con la esperanza de poder recuperarse, retornó a Montevideo, su ciudad natal. Pero su mal era irreversible y el 24 de agosto de 1941 falleció.

Luego de la muerte de su esposa, Don Livio, decidió quedarse en Montevideo y para distraerse, retornó a la actividad hípica, su deporte favorito. También siguió participando de las actividades benéficas, que se organizaban en aquellos días.

Cumpliendo el deseo de su esposa Doña Julieta decide donar para beneficio del “Consejo del Niño” la villa y su parque denominado “San Ildefonso”, lugar que había pertenecido a su suegro Don Ildefonso García Lagos.

Finalmente, no pudo superar la perdida de Doña Julieta y el 4 de octubre de 1955 luego de una breve enfermedad, falleció.

Los diarios de la época, ante la muerte del Duque, escribían…”Ayer murió un autentico caballero, no  solo por razones de tradición familiar y títulos nobiliarios, sino por su humanismo, por su vocación por el bien, por su generosidad, en beneficio de sus semejantes necesitados. Su desaparición supone pues una gran perdida que mucho sinceramente lamentamos” (Octubre 1955).

Don Livio fue sepultado junto a su esposa en el cementerio Central.


                                                         (2)


María Terra y Horacio García Lagos, compraron la “Villa el Paradiso”, al Duque Livio Sersale, luego de la muerte de Doña Julieta, en el año 1941.

Dicha villa tenía una extensión de 44 hectáreas.

Tenía su entrada en lo que es hoy conocemos como la calle Graña, llegando hasta la calle Calcagno.

Dicha chacra estaba compuesta por una casona con un parque y un lago (sobre la calle Calcagno), llamado “Laguna del Duque”, esta a su vez tenía un embarcadero.

En 1951, Don Horacio García Lagos, luego de recibirse de ingeniero decide fraccionar las 44 hectáreas, loteando los terrenos que formarán con el tiempo, el barrio “Los Paraísos”. Ese fue su primer trabajo.

Así mismo, Doña María y Don Horacio, se casan y pasan a vivir en la casona, realizando con el tiempo algunas reformas.

Allí tuvieron siete hijos y permanecieron hasta el año 1998.

Hoy, dicha casona, para nosotros “el castillo”, está en manos del Municipio de Paso Carrasco, entre las calles Sersale y García Lagos.


                                                        (3)


…José toma de la mano a su hijo Lautaro y deja atrás la casona del Duque.

En el trayecto hacia su casa, va repasando su historia personal, su niñez, sus amistades, las horas de juego en el parque de dicha casona.

Sin embargo, no recuerda historias del “castillo”, contadas por su  padre.

Mira a su hijo, que en un descuido se suelta de su mano y corre al encuentro de su madre…entra a su casa, pensando que los tiempos vuelan y que los niños necesitan esas historias de los padres.

En definitiva son parte de un juego, que también nos convierte en niños, para poder compartir el tiempo y entrar en ese mundo mágico, que divierte, educa, cuestiona y sobre todo nos hace felices… 

Una de estas noches, antes que Lautaro se duerma, José contará la historia del Duque, su esposa Doña Julieta y su “castillo” y de cómo se formó su barrio. Todo como si fuera un puzzle ya que nuestras historias de vida en algún punto, siempre se entre cruzan.

Es a partir de ahí que su hijo construirá su propia historia.


Don Livio y Doña Julieta, no tuvieron hijos.

Solo quedó como testigos de esa historia, la casona, el escudo familiar hecho en piedra, en una pared de la casa y la torre de agua a un costado de la misma. Pero curiosamente, las puertas y ventanas no están totalmente cerradas, la casona te invita a entrar, mirar en cada rincón, para descubrir el mundo mágico de una historia que no murió.


(FIN)


                                                                                  Carlos Romero
                   

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