jueves, 23 de mayo de 2013


IL  PARADIS0(parte 1)

“QUE LA LUZ NO SE APAGUE”

La cita obligada de reunión para José y sus amigos era el monte. En las  tardecitas, luego de la escuela, el grupo de amigos, saltaba el cerco que los  separaba con la calle  y se mezclaban en ese mundo de fantasías y realidades típicas de niños de diez años.

Los pinos, eucaliptos y acacias eran los protagonistas. Las ramas y el verde intenso los aislaba de la  vida exterior. Allí encontraban, el espacio y el tiempo para  explorar  y descubrir libremente la naturaleza que los  rodeaba.
Tarde tras tarde,
entre las ramas de los árboles armaban, sus casas y sus fuertes, aquellos eran tiempos de “historias de indios y de cowboys”.

Las corridas entre los árboles, las risas; los forcejeos con las ramas, alteraban  la paz del monte. Los pájaros  buscaban refugio de los gritos y de las ondas, aunque nunca mataron un pájaro, la tranquilidad era alterada por un rato largo.

Un día, José y sus amigos decidieron cruzar la línea de los árboles, sintiendo  esa curiosidad de saber que más podría haber en el bosque.

Entonces apareció allí, en el frente del  grupo. El  silencio detuvo las risas. Todos se quedaron quietos, permaneciendo con los ojos bien abiertos y llenos de  asombro.

Era una  casa  grande  con forma de castillo. Al costado como testigo de todas las construcciones, una torre. Una casa más pequeña y una piscina, también formaban parte de ese escenario.

La  puerta de entrada a la casa principal, era de estilo medieval, su parte superior era  curva y los herrajes  grandes y pintados de negro.

Por encima de la puerta, en un arco de ladrillos, colgaba  una campana de bronce, al estilo de una iglesia; a la izquierda un escudo hecho en piedra ,con una leyenda “NEC LUMINA CLAUDIT”. 

La soledad y el silencio de los niños fue interrumpido, por la voz de una mujer mayor que salió de la casa más pequeña y gritando dijo ….”Niños aquí no se puede estar tienen que irse”.

No hubo una segunda frase, todos corrieron nuevamente hacia el bosque, saltaron el alambrado y cada uno regreso´a su casa.

Volvieron otras veces al monte, pero nunca más llegaron hasta el “castillo” y aunque en silencio observaban entre los árboles ,pocas veces vieron gente allí.

No solo para los niños de aquel día, el “castillo” fue un misterio, también lo fue para mucha gente del barrio. Las historias tejidas, sostuvo su mística durante toda la vida.

 Pero la realidad es que hasta el año 1951 ,estas tierras a ambos lados de la avenida W. Ferreira Aldunate (en ese entonces Camino Carrasco) eran propiedad de  Julieta García Acevedo y su esposo el Duque Livio Sersale Ceresiano, llegado de Italia huyendo de las guerras carlistas.

El “castillo”, era la casa del Duque y su esposa y si bien no vivían en forma permanente  funcionaba como chacra. Cuentan que el Duque  tenía allí caballos.

La portera  de entrada, a la chacra, estaba en aquel entonces sobre la calle que hoy se llama Graña. Dos postes altos sostenían, un cartel tallado en madera con la inscripción  IL PARADISO, (el paraíso).La chacra llegaba hasta la calle Calcagno.

Al fallecer Julieta García Acevedo, esposa del Duque Livio Sersales, este decide volver a Italia y vende todas sus propiedades, lo que permitió el fraccionamiento y posterior urbanización de lo que es hoy el barrio Paraíso de Carrasco unas 44 hectáreas.

La casa hoy día, mantiene su estructura y se encuentra entre las calles que recuerdan los apellidos del Duque y su esposa es decir Sersale  y García Lagos .El monte que la rodeaba, fue talado por completo, por lo que, parte de la magia dejada por el Duque se perdió. Lo místico dio paso a la desnudez y soledad. 

Cuatro décadas después, José camina  llevando de la mano a su hijo Lautaro, al pasar por el frente del “castillo”, ambos se detienen. Todo puede  verse desde la calle. Mientras observa la casa, cuenta  a su hijo sus anécdotas. Lautaro escucha a su padre mientras que no pierde detalles del relato.

En un momento lo interrumpe y señala con su mano  el escudo que esta sobre la puerta del “castillo”.

José no sabe lo que significa,” NEC LUMINA CLAUDIT” ,es una frase en latin.Es parte de lo místico que el Duque nos dejó’, una forma de ver la vida ,de entender que  60 años después somos nosotros los que debemos mantener viva esa historia.

Hoy que la realidad es otra, que todo ha cambiado, que la casa aparece frágil, como agonizando, entendemos más que nunca la inscripción del escudo del Duque,  que traducida significa,

   “QUE LA LUZ NO SE APAGUE”.

En eso estamos…
                                                                            Carlos Romero.

                                                                                                                                                                                                                                                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario