Domingo…Gardel
,laurel y romero.
Calentador de alcohol.
Es un
domingo de aquellos años…distintos a los de hoy. La radio del comedor de la
casa está encendida, en un volumen suave, se puede escuchar los acordes de
guitarra y la voz inconfundible de Gardel
que se apropia de todos los rincones de la casa.
Mi padre en
la cocina, prepara el tuco para el mediodía. Pica la cebolla y el tomate y como
si fuera un laboratorio de un alquimista va
poniendo en una pequeña olla sobre un
viejo calentador de alcohol todo lo que prolijamente ha cortado .Hojas de romero y laurel son ingredientes que no pueden faltar. A
media mañana, y sin que mi padre lo vea, es inevitable que con mi hermano no
saquemos la tapa de la olla, y mojemos
una rodaja de pan en el borboteo del tomate.
Son las tres
de la tarde, nos vamos con mi hermano y
mi padre a la cancha, juegan La Alianza contra el Capri.
Nosotros somos hinchas de La Alianza, el que dirige el cuadro es Don Silvio,
tiene una almacén en Stagnero de Munar y
Vaz Ferreira.
La gente del
barrio se va acercando a la cancha,
cuando llegamos ya está lleno el lugar Las familias se aglomeran en los costados,
buscando una mejor ubicación.
Mi padre se
coloca sobre la raya lateral de la cancha…vive
el partido como si jugara.
Siempre
cuenta que jugó en el club Alto Perú de puntero y que una lesión en la rodilla
no le permitió jugar más.
A todo esto,
entra el juez a la cancha. Es de estatura baja , el uniforme negro casi
desteñido parece que le quedara grande.
Llega el
viejo camión de Don Silvio, cabina verde y caja pintada de gris y empiezan a
bajar los jugadores de La Alianza. El Club Capri hacia un rato que ya estaba en
un costado de la cancha.
Entra la
Alianza a la cancha, short y medias blancas camiseta blanca con líneas
verticales naranja. El Capri, camiseta negra y short negro con vivos naranjas también.
La gente aplaude y entremezclados se pueden escuchar gritos a favor de ambos
cuadros. Empieza el partido, La Alianza juega mejor, tiene un puntero
derecho endiablado , Francisco, un
artista, más que un jugador de futbol. El cuadro lo buscaba a él y entre jugada y jugada, sale una pelota larga
que es controlada por Francisco , la duerme
en su pie y se apresta a hacer “magia” ,
mi padre junto a la raya le grita “…encáralo botija…” y haciendo un firulete
con la pelota ,se fue derecho al arco y hace el gol.
La cancha
era una fiesta para la gente de La Alianza.
Pero el Capri era aguerrido se agruparon en el medio de la cancha y empezaron a
dar pelea en el juego. A todo esto La Alianza se replegó y solo Francisco
estaba adelante. Termina el primer tiempo, ganando La Alianza uno a cero.
Empieza el
segundo tiempo y el Capri decidido a empatar, la hinchada lo empuja a ir hacia
adelante. De pronto, una pelota larga deriva donde esta Francisco, en velocidad
controla el balón y toca largo hacia el arco del Capri , el lateral lo acompaña
en la carrera y cuando Francisco se dispone para rematar el jugador del Capri
le pone una “plancha” sobre la rodilla que lo hace caer fulminado al piso…La
gente al borde de la cancha gritaba enfurecida reclamándole al juez.-Este, en una carrera enérgica ,
metiendo la mano en el bolsillo de su camisa negra descolorida saca la tarjeta
roja y lo hecha. Francisco seguía caído en el pasto. La gente gritaba a favor y
en contra.-De repente, el jugador del Capri que había sido expulsado, volvió a
entrar a la cancha, fuera de sí y corriendo a donde estaba el juez. Este lo vió
venir y lo esperó. Cuándo el jugador se le acerca y apronta el brazo para golpearlo, el juez levanta su pierna derecha
haciéndolo perder el equilibrio ,el jugador tropieza ,es entonces que el juez sabedor
de esa ventaja le da un golpe de puño directo al mentón ,cayendo el integrante
del club Capri sin saber lo que le había pasado. La cancha era un infierno,
eran épocas que no había guardia policial. Pero lejos el juez de mostrar miedo,
tomó la pelota y comenzó a dominarla como si nada hubiese pasado. Nunca vi una
figura tan pequeña ,agigantarse de esa
manera.
El partido
no se reanudaba, La Alianza rodeaba a Francisco y el Capri sacaba a su jugador
semi inconsciente.
En un
momento determinado, mi padre cruzo la cancha y se fue directo al juez, se paró
frente a él, se veía que le hablaba…luego de un par de minutos ambos se dieron
la mano y mi padre salió de la cancha.
Pasaron unos
minutos, el juez llama a los capitanes y acuerdan seguir jugando , así hasta
que llego el pitazo final…
De regreso a
casa mi hermano le pregunta a mi padre .-Papá , que le dijiste al juez ? …mi
padre tomándose su tiempo le contestó…”Que hizo bien…” a lo que mi hermano
volvió a preguntar –“que haya echado al jugador del Capri..”? No, contestó,
haberle dado el piñazo que le dió ¡!
Y Francisco? -Pregunté.- “se lesionó la rodilla ,igual que a mi …”Y ahora que va a pasar
entonces…?” -Volví a preguntar – “Tendrá que aprender a cocinar y a escuchar a Gardel …”-respondió mi
padre.
Carlos Romero.